El vínculo que estableces con tu bebé empieza desde su nacimiento. La creación de un vínculo sólido, una de las tareas más importantes de la infancia, se convierte en una cercanía y conexión duraderas que proporcionan al bebé la seguridad que necesita para explorar y conocer el mundo. Los bebés que tienen un fuerte vínculo con sus padres pueden manejar el estrés diario, como el hambre y la molestia.
El vínculo se refuerza cuando tú y tu bebé se responden mutuamente. Por ejemplo, cuando tu bebé llora, puedes cambiarle el pañal o darle de comer en respuesta. Cuando le sonríes, él te devuelve la sonrisa. Estas respuestas recíprocas crean un vínculo de confianza y le demuestran a tu bebé que el mundo es un lugar seguro y agradable.
Los bebés que tienen un vínculo fuerte con sus padres saben que sus necesidades básicas como la comida, la ropa, el sueño y la atención estarán cubiertas. Del mismo modo, un vínculo cercano con tu bebé te permite responder más fácilmente a sus necesidades.
El vínculo que creas también puede ayudar a tu bebé a comer sano. Desde la lactancia o la alimentación con fórmula hasta el inicio de la alimentación sólida (y todos los momentos intermedios), tienes muchas formas de crear un vínculo profundo y de confianza con tu bebé.
Cargar al bebé en brazos le proporciona a él calor y seguridad, y es fácil hacerlo mientras le das el pecho o el biberón.
El contacto piel con piel, mediante caricias, roces, palmaditas o abrazos puede calmar al bebé cuando está molesto y reconfortarlo.
Mirar a tu bebé le hace saber que es importante para ti y que tiene toda tu atención. En los primeros meses, el contacto visual ayuda a tu bebé a reconocerte.
Tu bebé estudiará tu cara y empezará a reconocer e imitar tus expresiones. La primera sonrisa de tu bebé, y todas las sonrisas posteriores, son algunos de los momentos más especiales que compartirán.
Utiliza un fular o un portabebés para sujetar y llevar a tu bebé mientras realizas otras tareas.
Cuando tu bebé balbucee o arrulle, “respóndele” con palabras o sonidos. Esto le permite mantener una “conversación” contigo y le enseña a “hablar”. Cuando tu bebé empiece a comer alimentos sólidos, dile el alimento que está comiendo, su color y su sabor.
El llanto es el lenguaje de tu bebé, y puede significar hambre, que se hizo popó en el pañal o que tiene demasiado frío. Intenta entender lo que te dice tu bebé cuando llora. ¿Tiene hambre o simplemente está incómodo?
Aprender las diferentes señales de tu bebé te ayudará a reaccionar correctamente. Presta atención a los signos de hambre y saciedad para alimentar a tu bebé con la cantidad adecuada. Por ejemplo, cuando tu bebé se separa del pecho o se distrae al tomar el biberón, estos signos pueden indicarte que ya terminó de comer.
No esperes demasiado para responder a las necesidades de tu bebé. Cuando te apresuras a cuidarlo, él recibe el mensaje de que está seguro y de que es importante para ti.
¿Sientes mucho cansancio, no comes lo suficiente o simplemente tienes estrés debido a las exigencias de un nuevo bebé? Esto puede hacer que pases de ser un padre feliz a un padre estresado. No descuides tus propias necesidades: cuidarte te mantendrá feliz y sano, y te ayudará a ser mejor padre.
Side-Lying Hold
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Cross-Cradle Hold
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Clutch or “Football” Hold
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Cradle Hold
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Laid-Back Hold
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